febrero 13, 2010

Cómo es nuestro corazón

Sigo leyendo en Jeremías. Como en todas las Escrituras hay frases que se repiten como en estos versículos.

Jer 3:17 ... ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón.

Jer 7:24  Y no oyeron ni inclinaron su oído;  antes caminaron en sus propios consejos,  en la dureza de su corazón malvado ...

Jer 11:8  Pero no oyeron,  ni inclinaron su oído,  antes se fueron cada uno tras la imaginación de su malvado corazón;

Jer 16:12  ... porque he aquí que vosotros camináis cada uno tras la imaginación de su malvado corazón,  no oyéndome a mí.

Jer 18:12  Y dijeron:  Es en vano;  porque en pos de nuestros ídolos iremos,  y haremos cada uno el pensamiento de nuestro malvado corazón.

Qué triste verdad, el corazón humano es malvado; MI CORAZÓN es malvado. Según el diccionario de la RAE eso quiere decir que mi corazón es muy malo. Coincide con Jeremías 17.9 donde dice que el corazón es perverso. Esa es otra definición de malvado.

Si el tema quedase ahí no habría sino desconsuelo y Dios se estaría manifestando a sí mismo sólo como el que acusa, no obstante el pensamiento de Dios se ve claramente expuesto en Romanos 3.26 donde dice que Él es y se muestra al hombre tanto como el justo como el que justifica, esto es, el que da justicia. Siendo el Justo nos manifiesta cómo nos ve, cómo es nuestro corazón, cómo deberíamos considerarnos a nosotros mismos. Así que, la opinión que tengamos de nosotros mismos debería estar basada en la opinión de Dios respecto a nosotros y su opinión es que somos pecadores. Romanos 3.23 lo dice así: "por cuanto todos pecaron,  y están destituidos de la gloria de Dios". Pero gracias sean dadas a Dios que también escribe: "siendo justificados gratuitamente por su gracia,  mediante la redención que es en Cristo Jesús" Romanos 3.24. Así es Dios, no solo acusa con justicia sino que además imparte justicia a través de la persona de Su Hijo Jesucristo para todos aquellos que son "de la fe de Jesús". 

Por si esto fuera poco, también nos da la provisión para escapar,  en la práctica, de la maldad que nos caracteriza. "Mas el fruto del Espíritu es amor,  gozo,  paz,  paciencia,  benignidad,  bondad,  fe, mansedumbre,  templanza". Gálatas 5.22 y 23. "Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad,  justicia y verdad" Efesios 5.9. Al poner mi fe en Cristo, el Espíritu Santo, Dios mismo, ha hecho morada en mi cuerpo (1Corintios 3.16 y 1Corintios 6.19) y me capacita para hacer lo que es bueno; combatir la maldad propia de mi naturaleza humana y dejar que Él produzca Sus frutos. El Apóstol Pablo lo dice así: "porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer,  por su buena voluntad". 

Incomprensibles y maravillosos son la gracia y el amor de Dios, que de seres viles, malvados y perversos puede hacer hijos de Dios. Que allí donde había odio ahora haya amor, donde había angustia ahora haya gozo, donde había rencilla ahora haya paz. El carácter perfecto de Cristo el Hijo de Dios puede ser reflejado por aquellos hombres que por la gracia han creído.